Respirar...."ese milagro"

El hombre en los últimos años de la historia ha desarrollado métodos industriales que han hecho su vida más fácil y agradable en muchos aspectos.


Pero no tuvo en cuenta durante mucho tiempo que estos procesos industriales generaban un desecho y que este no desaparecía, como ocurre con todo proceso de la materia.


La tierra es capaz de absorber, purificar, reciclar hasta un cierto punto los gases "sucios" que pueden ser perjudiciales para la salud de los diferentes organismos que habitan la biosfera, por ejemplo en este delicado equilibrio la atmósfera puede purificar los gases que emiten los volcanes que tienen grandes concentraciones de cloro, también se purifica el bióxido de carbono que los animales emitimos en nuestro proceso respiratorio.


En este proceso son indispensables las plantas y los árboles que con su proceso fotosintético absorben el bióxido de carbono para emitir oxígeno. Pero es absolutamente imposible que la atmósfera purifique la cantidad enorme de monóxido de carbono que emiten los automóviles, o los gases que emiten las chimeneas de las fábricas.


En resumen la naturaleza esta preparada para hacerse cargo de sus propios contaminantes, incluyendo a los emitidos por el hombre dentro de sus actividades naturales, pero no puede absorber los contaminantes artificiales.


Dentro de los contaminantes naturales podemos encontrar a los gases emitidos por los volcanes como por ejemplo la erupción del volcán Hudson que cubrió grandes territorios de la Patagonia argentina con cenizas, pastos y arbustos quedaron sepultados, los animales quedaron sin alimento y las personas tuvieron problemas respiratorios y visuales, pérdida de cosechas, etc.; estas fueron en un primer momento las consecuencias inevitables de este fenómeno, pero dos años después esta zona que había quedado cubierta por cenizas muy ricas en minerales dieron las mejores cosechas en muchos años.


Esto nos demuestra que la naturaleza ordena las alteraciones que provoca y vuelve a dejar las cosas en equilibrio. Otro contaminante natural es la radioactividad que emiten los yacimientos de uranio, polonio, radio y otros elementos radioactivos. Uno de ellos el radón emerge de la tierra, se filtra en las casas por la parte inferior y se adhiere sobre las paredes haciendo imposible habitarlas.


Estos fenómenos naturales no los podemos evitar, pero si podemos tener control sobre los contaminantes artificiales como la combustión de hidrocarburos, la emisión de monóxido de carbono, el óxido de nitrógeno y el bióxido de azufre.


También las partículas de plomo que los escapes liberan a la atmósferas en forma de bromuro o cloruro de plomo son fuentes de intoxicaciones muy peligrosas.


La atmósfera es un vasto reservorio o depósito donde diversos contaminantes se difunden, alcanzan distintas estructuras físicas y químicas y se distribuyen a grandes distancias. Varias escalas espaciales y temporales deben tenerse en cuenta, estudiar los efectos de la alta concentración en ciudades y sus habitantes, analizar los efectos en zonas rurales a escala regional y analizar la contaminación a escala planetaria y sus posibles efectos en el clima.

Los contaminantes se pueden clasificar en primarios y secundarios. Contaminantes primarios: son los emitidos directamente por fuentes identificables. Contaminantes secundarios: son los formados en las atmósferas por interacción física o química entre contaminantes primarios y/o componentes normales de la misma, con o sin interacción de la radiación solar.

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